Pestañas

Mostrando entradas con la etiqueta palabra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta palabra. Mostrar todas las entradas

09 noviembre, 2007

La autoestima


Después de un libro de la intensidad de 'La montaña mágica' es difícil encontrar otra historia que consiga de nuevo un estremecimiento parecido; al menos el riesgo de intentarlo es un desafío muy importane. Como el de los músicos que tienen vértigo a publicar un nuevo disco después del éxito del anterior. También es bueno dejar pasar el tiempo y poder saborear el libro en la distancia. Por esas razones y porque no había un firme candidato a continuar la lista de lectura tardé en recuperar un nuevo libro. Justo hasta que un viaje y un aeropuerto lo pusieron delante de mí antes de coger un vuelo. Es verdad que se trataba de un libro sobre el cual ya había puesto mi atención, pero por un prurito de no leer cosas de "segunda división" había resistido a la tentación. Se trata de 'La Autoestima' (Editorial Espasa. Madrid 2007. 217 páginas) un libro del psiquiatra sevillano Luis Rojas Marcos. Sucumbí a su lectura por el tema -me interesa lo que tiene que ver con la percepción sobre uno mismo-, porque podía ser una lectura rápida y fácil para "desengrasar" de la vasta literatura de Mann y, por lo tanto, abrir un paréntesis antes de abordar con renovada energía otro asalto literario de alguna magnitud, y porque ya había leído con anterioridad otro libro de Rojas Marcos - 'La fuerza de optimismo'- que me pareció realmente interesante.

Aunque con la lectura de ‘La Autoestima’ sabía que no encontraría ninguna receta a modo de autoayuda –porque Rojas Marcos no escribe libros de autoayuda al uso- reconozco que me quedaba la vana ilusión de encontrar algo –no sé muy bien qué- que al final no encontré. Me dio la sensación de estar escrito con menos ganas, con menos pasión; a modo de compilación de otros estudios y autores, con una estructura quizá más académica y fría.



Respecto a la Palabra me gustaría subrayar algunas de las ideas que expresa el autor en el libro: “Si bien los demás reparan por lo general en nuestros gestos y aspecto exterior, la palabra es el medio que mejor dominamos y el que solemos utilizar para presentarnos, revelarnos y compartir con otros los avatares de nuestra vida (…). Además de la palabra, también utilizamos conscientemente elementos no verbales para moldear nuestra autodefinición ante otros. Es bien sabido que la forma de vestir, las expresiones faciales, las posturas, los gestos, la mirada, la disposición, el tono de voz y todo lo que constituye el llamado “lenguaje corporal” dan pistas sobre nuestro estado de ánimo, nuestras opiniones, nuestras intenciones y nuestra manera de ser. Las emociones no sólo las sentimos nosotros, sino que, aun sin que nos comuniquemos verbalmente, se las transmitimos a los demás. La manera en que expresamos o disimulamos nuestros sentimientos y la carga emotiva con la que acompañamos las palabras dicen mucho de nosotros y de nuestra capacidad para conectar genuinamente con quienes nos escuchan”.

31 julio, 2007

Cincel de emociones

A propósito de un artículo publicado hoy en la contraportada de El País -"Hillary: ambiciones a la carta (la correspondencia de la candidata presidencial revela sus aspiraciones)"-, Bárbara Cellis escribe desde Nueva York:

"La palabra escrita tiene el poder de cincelar emociones y experiencias del pasado que a veces ni siquiera la memoria es capaz de recordar".

24 julio, 2007

Revelar el pensamiento

En una entrevista que publica el Magazine de El Mundo, Vicente Aranda, cineasta español de 80 años, ofrece su consejo para los jóvenes de hoy:


"Que lean, para que aprendan a escribir y a expresarse, porque la verdadera libertad es la libertad de expresión: la palabra nos ha sido dada para revelar el pensamiento".

04 marzo, 2007

Literatura y Evangelios


Andrés Ibañez escribe en ABC de Las Letras (17/2/2007) que "la literatura se vuelve hacia la historia por el ejemplo de Cristo. La literatura de occidente nace de los Evangelios, que cuentan de forma realista la vida de un hombre cualquiera. De ahí tomamos la necesidad de situar al sujeto en la Historia, la idea musical de de construir la vida como una teleología y la creación del espacio del yo histórico, que es el yo psicológico marcado por el deseo, la esperanza y la muerte. El nacimiento y la muerte de Cristo son los acontecimientos centrales de nuestra cultura.

Cuando la palabra alcanza la sustancia, cuando un poema dice cosas memorables, cuando un verso o un párrafo suscitan una imagen imborrable en nuestra imaginación, cuando nos parece que un texto nos habla (¡y nos sorprende menos que si nos hablara un pájaro o una montaña!), cuando sentimos las palabras como piedras calientes o húmeda piel humana, cuando estamos, en fin, en presencia de la literatura, a la que siempre deberíamos llamar por su verdadero nombre: poesía, estamos en presencia del milagro de la encarnación, porque el cuerpo del lenguaje no es otro que el cuerpo de Cristo, la palabra hecha carne. La poesía nos permite experimentar la sustancia del nacimiento y muerte de Cristo porque encarna en el lenguaje la experiencia de nuestra evaporación unida a la experiencia de lo astral, la "estrella en el hombre" de Paracelso, la imaginación".

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...