Esta vez fue teatro. Teatro que hemos descubierto hace pocos años, probablemente cuando hemos tenido más tiempo, más tranquilidad -también más dinero- y más ganas de descubrir algo que parecía reservado a otro tipo de gente. Y el teatro es pura magia: crear vida sobre el escenario a través de la palabra y los sentimientos expresados por esos farsantes que son los actores que representan vidas y emociones hasta hacerlas verdaderas al espectador; una maravilla.
Vimos "La mujer de negro" en el Teatro Infanta Isabel, en la calle Barquillo. Se trata de una adaptación de una novela de Susan Hill (Yorkshire, 1942) y que, según el programa, lleva representándose diecisiete años en el West End londinense y nueve años en México, y ha sido vista ya por más de cinco millones de espectadores en todo el mundo. Dirigida por Eduarzo Bazo, la obra está representada únicamente por dos actores, Emilio Gutiérrez Caba (Arthur Kipps) y Jorge de Juan (el actor), que trabajan soberbiamente. La mujer de negro es una obra de miedo -terror en algunos casos- muy bien conseguida además de por la calidad de los actores por los efectos de luz y sonido que recrean una auténtica atmósfera de pesadilla. Salimos muy satisfechos y con ganas de dejarnos cautivar de nuevo por la magia del teatro.
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