Pestañas

13 junio, 2010

Novela de ajedrez

"A bordo del transatlántico que había de zarpar a medianoche de Nueva York rumbo a Buenos Aires reinaban la animación y el ajetreo propios del último momento". Así empieza un delicioso librito -"Novela de ajedrez", de Stefan Zweig (Acantilado)- que se puede leer de una vez aunque yo lo hice en dos.

En ese transatlántico viaja Mirko Czentovic, el campeón del mundo de ajedrez, y sobre el ajedrez gira obviamente toda la acción; "el único juego que pertenece a todos los pueblos y a todas las épocas y del que nadie sabe qué dios lo legó a la tierra para matar el hastío, aguzar los sentidos y estimular el espíritu".

Me pareció una historia fascinante, intensa y bien contada. Me sorprendió después leer la faja promocional que rodea el libro para anunciar que se trata de una 'Novena edición' y donde, además, se incluyen las opiniones de algunos críticos: "Una visión siniestra y sutil de la dialéctica política del fascismo", según Jordi Llovet de La Vanguardia; "Un singularísimo estudio psicológico sobre el telón de fondo de la Alemania Nazi", según Joaquín Aranda de Heraldo de Aragón. Yo no hilé tan fino, únicamente me deleité con la historia, el escenario y sus personajes.

Algunas frases que también subrayé:

- "Querer jugar contra uno mismo representa, en definitiva, una paradoja tan grande en ajedrez, como querer saltar sobre la propia sombra".

- "Vivía como un buzo bajo la campana de cristal en el negro océano de aquel silencio; un buzo que presiente que se ha roto ya la cuerda que le unía al mundo exterior y que nunca más será rescatado de aquellas profundidades".

- "Tanto para el ajedrez como para el amor es imprescindible una pareja".

07 junio, 2010

Viaje al silencio

Me gusta el silencio. Quizá por eso prefiero escuchar antes que hablar; leer y escribir antes que hablar. Y por fin llegué a la lectura de 'Viaje al silencio' de Sara Maitland (Alba Editorial. Barcelona, 2010), un libro del que ya conocía algunas cosas. Titulado en versión original 'A Book of Silence', Maitland aborda las formas del silencio y su búsqueda.

Y mientras lo leía se hacía cada vez más vivo mi recuerdo de la lectura de 'De los intentos de permanecer quieto" de Jenny Diski. Por muchas similitudes: porque ambas son mujeres, porque ambas viajan a lugares remotos, porque ambas se alejan de lo establecido como correcto y marchan en busca de su grial personal.

'Viaje al silencio' no es una novela, más bien un ensayo autobiográfico de peripecia personal con tintes de literatura de viajes. El único pero, por poner alguno es que, precisamente lo personal es a veces lo que más interesa y lo que Sara Maitland hurta al que lo lee. Ella estudia tanto su silencio como el de otros que han relatado sus impresiones, por ejemplo ermitaños, anacoretas y eremitas, aunque se ocupa de aclarar que "no soy de los que abogan por la 'vuelta a la naturaleza' y a la vida de subsistencia. [...] Lo que quiero es vivir en el mayor silencio posible en este momento de la historia."

Muy pronto explica lo que hoy en día entendemos como silencio: "Empecé a darme cuenta de que el silencio se percibe hoy mayoritariamente como carencia o ausencia de palabras o de sonido: es decir, como una condidión esencialmente negativa." Para afirmar más tarde cuál es su ideario sobre el silencio: "Estoy convencida de que, como sociedad, estamos perdiendo algo muy valioso al fomentar esa cultura que evita el silencio, y creo que el silencio, sea lo que sea, debe conservarse, cultivarse y recuperarse."

Sus objetivos son muy claros: "Quiero rezar mis oraciones, escribir algunos cuentos, leer algunos libros y subir la colina que está detrás de mi casa para contemplar el mar en los días claros." ¿No es una deliciosa definición de la felicidad? Diré que para mí sí.

Sara Maitland vive en la actualidad en Galloway (Escocia), en una vieja cabaña de pastores que descubrió: "Aquella era mi casa, mi ermita, mi hogar".

"No quería estar encajada al pie de un monte, ni encerrada en un bosque, sino expuesta a los vientos. Tampoco es mi paisaje el de las cumbres desafiantes. Es un espacio gigantesco y silencioso de turberas, hierbas, helechos, cercas de piedra derruidas que no delimitan campo alguno, y el áspero grito del zarapito en pleno vuelo."

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