Pestañas

25 junio, 2012

Lectura de amor y cólera en Nueva York


Portada de Arnoldo Mondadori Editori
Después de un Gabo enlacé con otro Gabo, así es como llegó el turno de leer «El amor en los tiempos del cólera» en una primera edición de Bruguera (Diciembre, 1985) de su colección Narradores de Hoy que, tengo que confesar, no sé de dónde salió.

"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados", así comienza la novela que "refiere la epopeya sentimental de un amante repudiado que en el curso de su larga vida, desde el furioso incendio juvenil hasta las brasas crepusculares de la vejez, ha mantenido una infidelidad inquebrantable a la antigua novia". Así, de forma tan dramática, se resume en la solapa interior lo que uno encuentra en este libro de García Márquez. Y si a alguien le mueven a la curiosidad esas lineas lo mejor que puede hacer -yo lo recomiendo- es dejarse conmover por esta historia de amor en los tiempos del cólera. Hay muchas novedades en las librerías pero uno nunca se equivoca si prefiere dejarse seducir por el Nobel colombiano.

Algunas frases que subrayé mientras leía:

- "La miró de frente con los cinco sentidos para fijarla en su memoria como era en aquel instante: parecía un ídolo fluvial, impávida dentro del vestido negro, con los ojos de culebra y la rosa en la oreja".

- "... y tan cerca de ella que percibió las grietas de su respiración y el hálito floral con que había de identificarla por el resto de su vida".

- "Era todavía demasiado joven para saber que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos...".

- Había una casa abajo, junto al estruendo de las olas desbaratándose contra los cantiles, donde el amor era más intenso porque tenía algo de naufragio".

- "... y sólo entonces descubrió que se le estaba pasando la vida. Lo estremeció un escalofrío de las vísceras que lo dejó sin luz...".

- "Sentía que el tiempo de la vejez no era un torrente horizontal, sino una cisterna desfondada por donde desaguaba la memoria".

P.D.- «El amor en los tiempos del cólera» ha sido mi última lectura en los años que he vivido en Nueva York. Terminé de leer la novela recostado en una farola de la calle 77 -buscando la luz que una noche del mes de junio me robaba-, en la esquina con Columbus Avenue, sorteando inmóvil a los transeúntes del paso de cebra y al lado de la bulliciosa terraza de Isabella's.

8 comentarios:

Margari dijo...

¡La he leído! Mi novela favorita del autor colombiano. Dos veces la he leído y sé que habrá una tercera. Siempre me dejo llevar por esa increíble capacidad de amar de Florentino Ariza, siempre me dejo llevar por la maravillosa prosa de García Márquez... Yo suelo subrayar también, pero con este libro tuve que dejar de hacerlo. No sabía qué dejar sin subrayar...
Besotes!!!!

Javier García dijo...

Margari, si la has leído dos veces la habrás disfrutado doblemente. A mí también me pareció maravillosa la prosa del colombiano.
Un saludo.

Saramaga dijo...

Acabo de estrenarme con el autor, con su novela "Crónica de una muerte anunciada",y me ha encantado. Así que no tardaré en repetir con otra novela de Gabo, aunque creo que me decantaré por "Cien años de soledad".
Besos!

Javier García dijo...

Saramaga, no podrás creer la novela de Gabo que estoy leyendo ahora...
Un beso!

mientrasleo dijo...

Grande Gabo, cada vez que he cogido una obra suya me ha parecido la mejor. Sin distinción.
Creo que no puedo decir eso de muchos autores.
Un abrazo
PD. Qué lees ahora de Marquez?

Javier García dijo...

Mientrasleo, ahora estoy leyendo 'Crónica de una muerte anunciada', y es verdad, García Márquez siempre es un valor seguro.
Muchas gracias por pasar por La Palabra Infinita.
Un saludo.

www.loslibrosdeteresa.com dijo...

Ayyyy que historia tan preciosa, creo que como este libro hay pocos. Me vi la película y también la disfruté, aunque tuvo críticas para dar y tomar, pues a mime encantó. Esa figura de Bardén me entusiasmó.
Un saludo
Teresa

Mere dijo...

Elegiste, Javier, unas frases deliciosas. Aún recuerdo el ambiente de trópico latente en torno a ese barco que avanzaba tan despacio por el río, es como si aún pudiera respirar ese aire cargado... y eso que lo leí hace ya mucho tiempo. Me alegra encontrar tu blog, un beso

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