Pestañas

24 octubre, 2011

Sólo ceniza

En estos días, de paso por Madrid, he vuelto a pasear la vista por la librería de casa y me he topado con un pequeño libro de poesía. Era de mi padre; tiene su sello, su firma (una versión anterior a la actual que yo he conocido siempre) y una fecha escrita a lápiz: 1957 (yo no había nacido todavía).

Se trata de «Sólo ceniza» (Viñuela Impresor. Madrid, 1952), de Eduardo Alonso, y prólogo de Dámaso Alonso. En la solapa dice: "El poeta Eduardo Alonso ha logrado con su verso el gran milagro de la poesía, que es la palabra pasada por el corazón -"retenida en el lago del corazón"- y transida de sangre humana que la tinta, la pluma y el papel no pueden matar. El poeta Eduardo Alonso ha conseguido en Sólo ceniza la lírica permanencia del hombre. Nada más y nada menos".

Releyendo deprisa algunas de sus páginas he elegido estos versos:

Mi silencio en tu boca
Mi silencio en tu boca,
¡y después que me digan palabras
las horas!
Mi silencio en tu pecho,
¡y después que me digan palabras
el viento!
¿Pero no te has fijado que si juego con esas palabras
me canso, me canso...?


Callada luz en la sombra
Callada luz en la sombra
del tiempo que va pasando.
Velero anclado en la orilla
del río y la maravilla
del agua que va soñando.
Rumor del viento en las hojas
doradas de un árbol frío.
Clavel de paz en la tarde,
como una llama que arde
Por dentro en el ancho río...


Esta curva proyección
Esta curva proyección
del nacimiento a la muerte,
y esta esencia,
no de flor, sino de ausencia,
que respiramos tan fuerte.
Este redondo trajín
de nuestra inquieta pelea,
y este mito
de nuestro afán infinito
de crear, y nadie crea.
Este Dios mío, Dios mío
que nos habla, que nos mira,
y este irse
por un suspiro al sentirse
mejor cuando se suspira.
Este saber todo y poco
de los caminos que andamos,
y este ser
del pensamiento al no ver
lo que, si vemos, callamos...


P.D.- He aprovechado también estos días para comprar dos libros que me llevo en la maleta: «Libertad», de Jonathan Franzen, y «Daisy Sisters», de Henning Mankell.

4 comentarios:

Margari dijo...

No he leído nada de Eduardo Alonso, pero tras leer los tres geniales poemas que has puesto, voy a ponerle remedio pronto. El último poema es simplemente maravilloso. E invita a la reflexión.
Besotes!!!

Javier García dijo...

Hola Margari,
Por lo que he visto no es un poeta muy accesible ahora, pero es verdad que tiene unos versos maravillosos.
Muchas gracias como siempre por pasarte por aquí.
Un saludo.

carmen dijo...

Muy bellos Javier y sobre todo muy entrañable lo que cuentas. Un saludo.

Javier García dijo...

Hola Carmen,
Me alegro de que te haya gustado 'todo' en general y muchas gracias sobre todo por pararte a contarlo.
Un saludo.

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