No consigo que mis hijos lean. Ya tienen edad. Yo lo hacía con sus años. En casa hay libros, les hemos regalado libros en cumpleaños y por Reyes Magos, ven que leemos, pero el veneno de la lectura no les ha picado todavía. Y me he rendido. Estoy en la fase de no insistir para no provocar el efecto contrario, el rechazo más absoluto. También porque estoy convencido de que igual que se busca una novia y no se encuentra hasta un día en que, sin saber cómo ni por qué, se cruza en tu camino, así sucederá también -cuando menos lo busquen y lo esperen- con el libro que se cruce en sus vidas y les descubra las historias y emociones que no imaginaban que allí se pudieran esconder.
Cristina, una de mis hijas, cumple hoy 14 años. Le he regalado un libro, pero porque ella me lo ha pedido: 'El niño con el pijama de rayas', de John Boyne (Edit. Salamandra. 2007). Tampoco sería el primer libro que leyera pero tengo la ilusión de que este sea, porque lo ha pedido ella, la picadura que le insufle el veneno de la lectura.
Recupero unas líneas de un artículo del escritor Fernando Alonso, 'Leer desde niño', en el número uno de la revista cultural Platea del Ayuntamiento de Las Rozas:
Yo les digo que en los libros hay vidas e historias maravillosas que están esperando a ser descubiertas. Lo creo firmemente porque yo he descubierto algunas.
Cristina, una de mis hijas, cumple hoy 14 años. Le he regalado un libro, pero porque ella me lo ha pedido: 'El niño con el pijama de rayas', de John Boyne (Edit. Salamandra. 2007). Tampoco sería el primer libro que leyera pero tengo la ilusión de que este sea, porque lo ha pedido ella, la picadura que le insufle el veneno de la lectura.
Recupero unas líneas de un artículo del escritor Fernando Alonso, 'Leer desde niño', en el número uno de la revista cultural Platea del Ayuntamiento de Las Rozas:
"La afición por la lectura se adquiere en la infancia y en la primera juventud o no se adquiere nunca. Quizá alguien encuentre exagerada esta afirmación. Es cierto que, algunas veces, la afición por la lectura se adquiere más tarde, incluso en la madurez. Pero eso son excepciones y, en cualquier caso, nunca se podrá recuperar el tiempo perdido. Nunca se podrán recuperar las lecturas infantiles que no se disfrutaron en su momento. Pero sobre todo, nunca podrán improvisarse la fascinación, la magia y el vértigo que envolvían una buena novela de aventuras leída en su momento; cuando se abría La Isla del Tesoro como quien se dejaba deslizar por una montaña rusa".
Yo les digo que en los libros hay vidas e historias maravillosas que están esperando a ser descubiertas. Lo creo firmemente porque yo he descubierto algunas.