(*) Novelista y poeta, autor de obras como Para antes del olvido, La historia de Horacio y Los caballitos del Diablo (Belaqva).
Pestañas
22 septiembre, 2006
Siempre atento
Tomás González (Medellín, 1950)* escribe para "El Cultural": Tengo cincuenta y seis años y he dedicado cuarenta o más a escribir o a pensar en lo que podría escribir. Hace más o menos seis meses que no escribo nada nuevo, pero sí pienso todos los días en lo que voy a escribir. Con el tiempo me he dado cuenta de que en este oficio aún más importante que escribir es mantenerse atento. Por eso creo que en la actividad de escribir, o de pensar en lo que se podría escribir, siempre se tiene éxito, pues nos obliga a mantenernos atentos.
(*) Novelista y poeta, autor de obras como Para antes del olvido, La historia de Horacio y Los caballitos del Diablo (Belaqva).
(*) Novelista y poeta, autor de obras como Para antes del olvido, La historia de Horacio y Los caballitos del Diablo (Belaqva).
19 septiembre, 2006
Por qué escribo
No sé responder, o creo que tendría que pensarlo y no sabría exactamente qué decir. Me quedo, porque me veo reflejado, con la segunda razón que ofrece Italo Calvino.
Calvino, en respuesta a una pregunta de 'Liberation' responde y reproduce en un artículo en un suplemento cultural ('El Cultural'), las razones por las que él escribe. Son tres:
- Porque estoy insatisfecho con lo que he escrito y quisiera corregirlo de alguna manera, completarlo y proponer una alternativa. En este sentido nunca hubo una "primera vez" en que me pusiera a escribir. Escribir siempre fue un intento de lograr algo ya escrito y poner en su lugar algo que no sé si lograré escribir.
- Porque al leer a X (un X antiguo o contemporáneo) pienso: "Ah, cómo me gustaría escribir como X! ¡Lástima que eso esté totalmente fuera de mis posibilidades". Entonces intento imaginarme esa empresa posible, pienso en el libro que nunca escribiré pero que me gustaría poder leer y poder colocar junto a otros libros amados en una estantería ideal. Y, de repente, alguna palabra, alguna frase me viene a la mente... a partir de ese momento ya no pienso más en X ni en ningún otro modelo posible. En lo que pienso es en ese libro, en ese libro que aún no ha sido escrito y que podría ser ¡mi libro! Intento escribirlo...
- Para poder aprender algo que no sé. No me refiero ahora al arte de la escritura sino a lo demás, a algún saber o competencia específicos o a ese saber más general al que llaman "experiencia de la vida". Lo que más me anima a escribir no es el deseo de enseñar a los demás lo que sé o creo saber sino, al contrario, la conciencia dolorosa de mi incompetencia. Por lo tanto, ¿mi primer impulso sería el de escribir para fingir una competencia que no tengo?. Pero para ser capaz de fingir debo, en cualquier caso, acumular informaciones, nociones y observaciones; debo llegar a imaginar el lento acumularse de una experiencia. Y eso sólo puedo hacerlo en la página escrita, donde espero capturar, al menos, algún rastro de un saber o de una sabiduría que en la vida apenas he rozado y que enseguida he perdido.
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