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Nunca pensé que llegaría a celebrar el
Día de los Veteranos en Nueva York (celebrar significa no ir a trabajar), pero mucho menos que aprovechando la fiesta para visitar alguna galería de arte en el Soho, entraría en una (
Franklin Bowles Galleries) donde precisamente se expone la obra de un pintor español:
Eduardo Arranz-Bravo ("Life is not so bad").
A mi pregunta de dónde era el pintor, el encargado de la galería (que se aprestó a mostrarme la lista de precios e introducirme en su obra), me contestó que de Cataluña. Ingenuamente le contesté que yo también era español pero que -lo dije con algo de vergüenza por mi ignorancia- nunca había oído hablar de él.
Como se puede leer en el catálogo:
"Like all the Catallan masters who preceed him -Dalí, Picasso, Miró, Gaudí, Tàpies- the talent of Arranz-Bravo combines technical virtuosity and hard work with an irrepressible passion for change and innovation".