Siempre hubiera querido descubrir algún tesoro, un tesoro de verdad, como aquellos que desenterraban los piratas al pie de una palmera en una isla desierta. Pero es verdad que, aún con un detector de metales, es cosa bastante improbable. Sin embargo, la literatura ofrece oportunidades similares -bueno, es verdad que nadie se ha hecho rico leyendo libros- y nos pone delante grandes y pequeños tesoros que de alguna forma enriquecen nuestra vida.
Incluso físicamente. Así encontré yo uno en la estantería de una librería. Aquel libro no estaba colocado como debiera, es decir, entre otros dos libros enseñando únicamente el lomo, sino que estaba de frente, en perpendicular a la hilera de libros mostrando su portada azul. Por eso lo ví de inmediato, reconocí a su autora y comprobé, además, que no había más ejemplares. No podía dejar pasar aquella oportunidad: miré a derecha e izquierda, lo alcancé con la mano y me lo llevé (eso sí, pasé antes por caja para pagarlo).
Ese tesoro es 'El progreso del amor' de Alice Munro (Ontario, Canadá. 1931), un libro de once maravillosos relatos. He de decir que, como en otras ocasiones, fue también sobre las nubes -en un vuelo transatlántico entre Madrid y Nueva York-, donde destapé el cofre y descubrí esta joya literaria que recuperé de la maleta. Siempre pienso que un avión, con horas de viaje por delante, es una maravillosa sala de lectura. Son pocas las distracciones y el placer de leer se multiplica por dos.
Abrí el libro, y el primer relato que da nombre al libro comenzaba así:
"Me llamaron por teléfono al trabajo, y era mi padre. Ocurrió poco después de mi divorcio, en las oficinas de la agencia. Mis dos hijos estaban en el colegio. Era un día de septiembre bastante caluroso".
De ahí en adelante (también continué leyendo por las nubes en otro viaje de ida y vuelta a Puerto Rico) comprendí que aquel tesoro de once joyas brillantes tenía un valor incalculable.
Todos los relatos son historias que hablan de personajes y vidas marginales tocadas por algún suceso extraordinario. Me gustaron todos ellos pero podría resaltar especialmente (porque así lo marqué mientras leía) cuentos como 'El progreso del amor', 'Monsieur les deux chapeaux' o 'La luna en la pista de hielo de Orange Street'. Al primero de ellos pertenecen estas frases que subrayé:
- “Una sola gota de odio en tu alma se extenderá por todas partes y lo destruirá todo, como una gota de tinta en la leche blanca”.
No había leído antes a Alice Munro pero espero poder desenterrar a partir de ahora otros tesoros suyos. En un artículo en Financial Times, Lesley McDowell -autora de 'Between the Sheets: The Famous Literary Liaisons of Nine Twentieth-Century Women Writers'-, reflexiona sobre el papel de las mujeres y la escritura de ficción breve. “The urge to probe a vital connection between women and the short story is surely, therefore, an irrational one. But is also compelling given the number of women who excel at the art”. Y a quien cita como primera de la lista es a Alice Munro. Continúa McDowell preguntándose: “Why do so many women writers choose to privilege the art of short story above other literary forms?”.
Yo no tengo la respuesta pero sí me viene a la cabeza el recuerdo de Josefina Aldecoa, otra maravillosa autora de cuentos.
Finalmente, cuando a otra mujer escritora como la irlandesa Emma Donohuge, le preguntan en Small Talk, también en Financial Times, quiénes son sus influencias literarias, cita igualmente entre ellas a Munro y, lo que es más interesante, el motivo por el que lo hace, que me parece un perfecto resumen de lo que ofrece la lectura de sus cuentos. “Who are your literary influences?: Austen. Dickens. Alice Munro, whose books are a model of how to get a lot into a few pages”.
- Para leer una entrevista (en inglés) con Alice Munro haz click aquí.
- Crítica literaria de Javier Fernández de Castro, haz click aquí.
2 comentarios:
Pedido en mi librería.
Gracias Nuria. Espero no defraudar. Lo que a uno le emociona puede que a otro ni siquiera le guste, pero creo que Munro es un valor seguro. Me encantaría saber tu opinión cuando lo leas.
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