Pestañas

03 octubre, 2011

«Emaús» según Alessandro Baricco

Comenzar un nuevo libro de un autor "no leído" hasta el momento siempre tiene un plus de interés, así que con esa sensación de leer algo especial me enfrenté a la lectura de «Emaús» (Anagrama, 2011), de Alessandro Baricco (Turín, 1958). También sabiendo que iba a ser una lectura breve en longitud, 150 páginas de letra amplia. Siempre había tenido a Baricco en la recámara de mi inconsciente lector por «Seda», que recuerdo hojeando varias veces en alguna librería y por la que es internacionalmente conocido. Al final nunca la compré y los azares de la vida llevaron primero hasta mis manos este Emaús, que toma su título del pasaje del Evangelio en el que dos discípulos camino de aquella ciudad se encuentran en el camino con Jesús pero no lo reconocen.

Tardé un tiempo en entrar en materia y en reconocer la forma de escribir de Baricco, pero una vez superada esa fase sentí crecer la historia y a sus personajes, cuatro amigos adolescentes -profundamente católicos- que se asoman al mundo donde una chica -Andre- es al mismo tiempo el epicentro de sus gozos y sus desdichas. Es una novela corta donde aparecen los temas que son propios de la juventud que abandona la adolescencia de una forma abrupta pero desde la original óptica de la religión.

No diré mucho sobre la trama porque lo mejor es leerlo pero Baricco crea una atmosfera y unos personajes que me gustaron, y Emaús es un libro corto que se saborea -como los mejores licores- despacio .

  • Algunas frases que subrayé mientras leía:
- Quien ha empezado a morir no deja ya de hacerlo.

- Estamos llenos de palabras cuyo verdadero significado no nos han enseñado, y una de ellas es la palabra dolor. Otra es la palabra muerte. No sabemos a qué se refiere, pero las utilizamos, y esto es un misterio.

- Tenía que decirle que había otro modo de estar en el mundo, y que nosostros creíamos que ese era el camino, la verdad y la vida.

- [Rezar] Me causaba verdadero alivio hacerlo de rodillas, durante larguísimo tiempo, en iglesias casuales, a la hora en que tan sólo hay el caminar lánguido de las viejecitas, el batir de las puertas, de vez en cuando. Estaba con Dios, sin pedir nada.

- La vida sexual de nuestros padres es, de hecho, una de las pocas cosas sobre las que no queremos saber nada. Nos gusta pensar que no existe y que no ha existido nunca. No sabríamos dónde meterla, en el seno de la idea que nos hemos hecho de ellos.

  • Entrevista [vídeo] con Alessandro Baricco sobre Emaús, aquí.

5 comentarios:

Margari dijo...

No me he estrenado aún con este autor, a pesar de tener varias veces Seda en mis manos. Pero siempre vuelve a su sitio en la estantería a favor de otros. Pero este título no lo conocía, y por lo poco que cuentas y los fragmentos que has escogido, creo que al final, te voy a copiar y me voy a iniciar en la literatura de este hombre con esta obra, que me atrae más.
Besotes!!!

Al calor de los libros dijo...

Hace poco leí "Seda" y me pareció una historia muy bella. Me apetece leer algo más de Baricco.
Cuanta razón tiene en la última frase que has seleccionado de este libro.
Un abrazo

Javier García dijo...

Hola Margari,
Te pasaba como a mí. Seda estaba en cabeza pero terminé leyendo Emaús. Quiza ahora sea tiempo para volver al principio. En cualquier caso espero que te guste leer a Baricco, merece la pena.
Un abrazo.

Javier García dijo...

Hola Blanca,
Ya sabes, no leí Seda, pero Emaús también es una historia bella aunque dura al mismo tiempo, lo que forma parte de su propia belleza. En cuanto a la frase que citas, es verdad, totalmente de acuerdo.
Gracias por pasar por aquí.
Un abrazo

Anónimo dijo...

No he leído aún nada de este auto, pero este libro me llama más la atención que el de seda así que quizas me incline por este cuando me decida a conocerlo. Gracias por la reseña.

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