Pestañas

23 enero, 2012

La memoria subliminal de lo vivido



Paseando el otro día la mirada por la librería de casa (muchas veces es como volver a encontrarse con viejos amigos), me detuve en un libro del psiquiatra Enrique Rojas, «¿Quién eres? De la personalidad a la autoestima», publicado en 2011 por Temas de Hoy. Lo saqué de la estantería y pasando páginas y releyendo alguno de los subrayados de la lectura que hice entonces (hace ya más de 10 años) me encontré con algunas ideas a propósito de la cultura que me llamaron la atención. Venía al caso de que, al trazar un balance correcto sobre el conocimiento de uno mismo -afirma Enrique Rojas- «se deben considerar tanto los puntos positivos como los negativos de los distintos aspectos de la persona: físicos, psicológicos, de conducta, cognitivos, asertivos y culturales». 

Un valioso elemento de la autoestima
Respecto a estos últimos, los aspectos culturales,  anotaba lo suiguiente a pie de página:  «La cultura es un elemento muy valioso en la configuración de la autoestima. Significa conocimiento teórico y práctico para no perecer en la espesa selva de informaciones que hoy nos llegan ni en el infierno de hechos, comentarios, sucesos y cosas. La cultura es un salvavidas para no hundirse en el mar de la confusión que nos rodea. La cultura es la apologética de los grandes valores eternos, que nos ayuda a saber a qué atenernos. La cultura es la memoria subliminal de todo lo vivido, el subsuelo de lo que sabemos.

La lengua es uno de los vehículos principales de la cultura. Cada forma de hablar y de escribir constituye un modo de describir el paisaje y situarnos en un contexto. Yo entiendo la cultura como la artesanía del conocimiento, un saber de cinco estrellas que humaniza al hombre y lo mejora mediante dos promesas estelares: la ética y la estética; normas morales y belleza. Nunca puede ser un añadido meramente decorativo, brillante e insustancial. Si la cultura no hace más humano y más libre al hombre, no me sirve, no puede conservar su nombre.

Cuando alguien posee una buena dosis de cultura en la dirección que acabo de apuntar, tiene muchas posibilidades de experimentar en su interior la autoestima».

Sobre el libro, conservaba entre sus páginas la reseña que realizó Carmen Rodríguez Santos en ABC Cultural, donde señalaba que «con un lenguaje muy accesible y claridad expositiva, Enrique Rojas aborda los innumerables ángulos de la personalidad (basada en  tres factores: herencia, ambiente y experiencia de la propia trayectoria) y los transtornos que provocan su desestructuración e impiden su correcto desarrollo».

2 comentarios:

Astrid Moix dijo...

"La cultura es un salvavidas para no hundirse en el mar de la confusión que nos rodea" La frase ilustra muy bien esa función de anclaje, de punto de referencia que nos da la Cultura (con mayúscula, de los valores que moldean nuestra manera de ver e interpretar el mundo. Porque en último extremo, no vemos las cosas como son, sino como nosotros somos (E.Kant)

Un saludo,

Javier García dijo...

Hola Astrid. La frase que subrayas merecería grabarse a fuego en algunos ámbitos como el educativo, por ejemplo, pero sin duda también en el personal. La cultura, el disfrute de ella, creo que nos hace mejores personas. Pero ya lo has explicado tú mejor, incluso con la ayuda de Kant.
No sé si has leido el libro pero si no es así merece la pena.
Muchas gracias por tu comentario.
Un saludo.

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