Berges relata la vida y circunstancia de Luis, ingeniero y padre de familia de cuarenta y tres años que ve cómo su vida se complica hasta decir basta. Él es el centro de las situaciones más disparatadas y que tienen como protagonistas principales a los miembros de su familia. Me ha parecido una novela divertida y enormemente tierna a la vez, muy bien escrita, con buenísimos diálogos y, lo mejor, con unos personajes muy bien construidos. Pero además de lo hilarante de la historia, se intuye también en Berges -acompañando a esa ternura- cierto ánimo didáctico, la intención de enseñar algo al lector, de dejar su propia moraleja acerca de las vidas desenfrenadas que vivimos, como si en el fondo se tratase de un libro de autoayuda sobre la felicidad.
Ana compró la novela en un aeropuerto antes de volar porque "tenía el tamaño adecuado y me apetecía leer algo diferente". Y es cierto que es diferente. Vive como puedas es quizá un libro menor pero no es un libro cualquiera. De vez en cuando merece la pena leer algo diferente.
- Algunas frases que subrayé mientras leía aunque no son, precisamente, las más divertidas:
- Los ojos de Lucía se apagan, como si en efecto se hubiera ocasionado un corte en el suministro eléctrico de su mirada.
- -Yo, en cambio, cumplo estrictamente mi jornada laboral. Gano menos dinero que ellos pero soy más feliz. Y lo único que he hecho ha sido prescindir de algunos caprichos y sustituirlos por actividades baratas, casi gratuitas, como pasear, disfrutar de un café en una terraza o ir a la biblioteca pública, tomar prestado un libro y salir al jardín a leerlo, como hago todas las tardes desde hace cinco años.
- Supongo que estoy afectado por la nostalgia del futuro, esa amable promesa que durante toda mi vida ha sido más larga que el recuerdo del pasado y que ahora -indefectible, cruelmente- comienza a ser más corta.
- ... evitando que su existencia sea un desierto sin más horizonte que una línea recta para separar la tierra del cielo, la vida de la muerte.
- Las lágrimas pueden ser las palabras de una lengua universal que no requiere traducción, como el esperanto o la bioquímica, porque es inherente a todos los seres humanos. Nadie es ajeno a su comprensión.
4 comentarios:
Pocas veces he buscado el humor en un libro. Más que nada porque me cuesta mucho trabajo reír con un libro. Llorar es más fácil, pero reír... Sólo recuerdo un libro que me hizo sonreír y fue Sin noticias de Gurb de Eduardo Mendoza. ¡Ays! Se me olvidaba... La hilarante La venganza de don Mendo. Con ésta sí que me reí.
Así que me apunto el libro que citas, que parece que tiene éxito en este arte tan difícil de arrancarle al lector una sonrisa.
Besotes!!!
Muchas gracias, Javier, por tus amables palabras. Me alegro de que hayas disfrutado leyendo VCP. Seguramente habrás generado una buena cantidad de endorfinas.
Con tu permiso, comparto la reseña en el muro de Facebook.
Fuerte abrazo,
Joaquín
Hola Margari,
Probablemente te sucede entonces como a mí, pero no creo que te arrepientas si te decides a leerlo. Para mí ha sido una grata sorpresa. Además, ya digo que no todo es humor en él.
Un saludo.
Hola Joaquín,
Gracias a ti por escribirlo, aunque fue Ana, mi mujer, quien me puso -literalmente- en tus manos. Y ha merecido mucho la pena (no sé cuántas endorfinas).
Por supuesto que tienes permiso para compartirlo en Facebook, yo también lo he hecho, y mil gracias también por acercarte hasta aquí. Que no sea el único día...
Un fuerte abrazo.
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