Ángeles Mastretta. 1986. |
Fue en ese café-librería -un lugar para visitar si te acercas por Nueva York- donde por cuatro dólares rescaté esta novela publicada en 1986 y abandonada ahora a su suerte entre la única media docena de libros que componían la oferta en español. Hace años había leído «Mal de amores», su segunda novela, que supuso el salto a la popularidad de la escritora mexicana en el ámbito de la narrativa latinoamericana
Puedo decir que mereció la pena y que para mí fue una especie de bálsamo en el devenir de otras lecturas. Un amor interesado y no correspondido, el coraje de una mujer joven en una sociedad machista y la pasión de nuevos amores con el paisaje de fondo del convulso México revolucionario, son elementos suficientes para urdir una historia que te atrapa fácilmente.
Y me gustó mucho ese lenguaje español-mexicano con el que está escrita, que pone una banda sonora distinta a la lectura con giros y expresiones tan ricas y llamativas para los que no vivimos en América Latina. La escritura de Mastretta, que emplea buenos diálogos y mantiene un ritmo narrativo muy ágil, hace muy fácil y atractiva su lectura.
En 2008 apareció la versión cinematográfica que confieso que me gustaría ver. La película, con gran acierto en mi opinión, estaba promocionada con el siguiente slogan: "El corazón no se gobierna". Puedes ver el trailer de la película haciendo click aquí.
El título de la novela, que también me fascina, corresponde a una canción mexicana que aparece citada en la propia obra:
«Arráncame la vida.
Arráncala, toma mi corazón.
Arráncame la vida, y si acaso te hiere el dolor,
ha de ser de no verme porque al fin tus ojos me los llevo yo».
La ilustración de la cubierta, de una gran sensualidad, es "Brandy con naranja", de Nazario, que pertenece a la colección de arte que posee el Consejo Regulador de la Denominación Específica "Brandy de Jerez", que la cedió para la edición del libro .
La novela comienza así:
Ese año pasaron muchas cosas en este país. Entre otras, Andrés y yo nos casamos.
Lo conocí en una café de los portales. En qué otra parte iba a ser si en Puebla todo pasaba en los portales: desde los noviazgos hasta los asesinatos, como si no hubiera otro lugar.
Entonces el tenía más de treinta años y yo menos de quince.
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