Viajar en avión con libros -libros que pesan y abultan- no es una tarea sencilla. Busqué una maleta pequeña donde cupieran y que pudiera subir al avión como equipaje de mano. Pero antes me asaltó la curiosidad de saber cuánto pesaban. Así que, ni corto ni perezoso, me fui con ellos a la frutería del supermercado y los apilé en la balanza donde la gente normalmente pesa los tomates, las zanahorias, los plátanos o las chirimollas. En la pantallita digital de la balanza apareció una cifra: 7,600. Es decir, casi ocho kilos en libros.
Quería tener la etiqueta impresa con el peso y, a falta de la tecla para pesar libros -obviamente sólo hay teclas para frutas y hortalizas- apreté un número al azar. La balanza escupió la etiqueta adhesiva con el peso (7,600 K.) y un precio: 21,66€. Había marcado la tecla de las berenjenas, cuyo precio es de 2,85 €/Kilo.
Sobra decir que no pasé por caja ni volví la vista atrás. Lo hice de prisa, esperando no ser visto para evitar explicaciones y el sonrojo de ser descubierto con las manos en la masa.
Ahora, y después de cruzar el océano, los libros que vuelan descansan ya en casa esperando que cualquiera los lea. Algunos fueron regalos, pero la mayoría comprados a un precio superior al kilo de berenjenas.
Quizá algún día los ebooks resuelvan el problema del volumen, el peso y el precio de los libros, pero no a día de hoy, donde en español todavía no hay oferta -ni en cantidad ni en calidad- comparable con la edición tradicional en papel.
Quizá en el próximo viaje...
PD.- Iré dando cuenta de la lectura de los libros, sin prisa pero sin pausa, en este mismo cuaderno digital que es La Palabra Infinita.
3 comentarios:
Todavía me estooy riendo yo sola, porque jamás se me hubiese ocurrido el recurso de la báscula de la fruta :-))
Veo que has hecho buen acopio para una temporada, espero comentarios al respecto.
Posiblemente el día que podamos acceder a una oferta completa de e-books en español considerable, ya no tendremos que vigilar el peso de nuestro equipaje :-))
Nuria
Pues había pensado en la báscula de una farmacia, pero ya me pareció demasiado atrevido...
Iré contando sobre las lecturas.
Un abrazo!
Imagínense... ocho kilos de e-books viejos. Que se apuestan a que muchos e-books van a durar menos que la mayoría de esos libros voladores.
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