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Sin embargo si reconoció que había escrito su novela "más personal". Pues bien, escuchándola a ella y leyendo después su libro, pareciera que Elvira Lindo (Cádiz, 1962) hubiera escrito, efectivamente, retazos de su propia vida. Y es fácil pensarlo porque las coincidencias son muchas. Desde el trabajo de la protagonista como guionista radiofónica, su edad y la situación de la novela en el Madrid de los años de la "movida madrileña" que la escritora también vivió hasta la historia del hijo o de la muerte de una de sus tías, ambas relatadas por ella. Seguramente hay mucha más ficción de lo que parece a simple vista pero los cimientos de la novela parecen anclados en la peripecia personal de la autora aunque después se haya encargado de encalar muros y fachadas con los únicos materiales de su imaginación.
En cualquier caso no me toca a mí arbitrar ni juzgar en este punto. Como simple lector -aunque cuando se ha encontrado y escuchado al escritor un par de veces la percepción sobre la lectura puede cambiar- puedo decir que me gustó y me sorprendió la forma de escribir de Elvira Lindo en esta mi primera incursión en su mundo literario.
«Lo que me queda por vivir es la crónica de un aprendizaje: cómo se logra a duras penas sobreponerse a la deslealtad; cómo el desvalimiento y la ternura de un hijo alivian la fragilidad de quien ha de hacerse fuerte para protegerlo».
Me ha sorprendido su capacidad para describir sentimientos y captar las sutilezas de las relaciones humanas, de forma que cuando uno lee cree reconocer aquello que ha pensado o sentido en muchas ocasiones, o eso al menos es lo que me sucedió a mí. Es decir, Elvira Lindo sabe llevar al papel las emociones y la complejidad que rodean nuestra existencia, que es también la vida de sus personajes.
A pesar de que la relación de la protagonista con su hijo (desvalimiento y ternura) no llegaran a engancharme, la novela se lee con la misma intensidad con la que está escrita. Por eso ha sido una lectura provechosa y recomendable, que se cruzó en mi camino sin esperarlo y que traspasó fronteras pues me acompañó también durante un breve viaje por Canadá.
- Algunas frases que subrayé mientras leía:
- "Lo que no se dice duele más que lo que se cuenta".
- "Qué pocas veces supe perseguir lo que quería. Hay un mecanismo por el cual uno consigue convencerse de que lo que se tiene es lo que se desea".
- "Seguía fumando Celtas, con esa fidelidad que las personas temerosas de no poseer convicciones superiores conceden a las cosas sin importancia".
- "Fue, al fin y al cabo, ese amigo peculiar que toda familia desea para reforzar aún más su autocomplacencia, su carácter gregario".
- "El recuerdo todo lo literaturiza, lo sé, la nostalgia embellece lo perdido y crea símbolos donde no los hay, pero ese temor a la cursilería no debiera tampoco convertir en prosaico aquello que fue conmovedor".
- "La juventud se vive sin saber qué significa, eso forma parte de su esencia".
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