Pestañas

13 febrero, 2012

La teoría del descubrimiento lineal


Todos tenemos un escaner lector.
Plantarse delante de un cuadro en una galería de arte o en un museo significa descubrir la pintura en su totalidad de un solo vistazo. Después, inmediatamente -haciendo un barrido minucioso sobre la superficie con el escaner personal que todos llevamos dentro-, la mirada se detendrá en los detalles, en algún objeto concreto, en las tonalidades del color, la perspectiva, el efecto de la luz o en el rostro de algún personaje retratado. Así, tratamos de descifrar algunos significados, interpretar de la mejor forma posible lo que vemos hasta que nuestro cerebro se forma una idea precisa de lo que hemos visto. Entonces somos capaces de emitir un juicio: nos gusta o nos gusta; nos dice algo o no nos dice nada; nos emociona o nos defrauda; nos enamora o nos deja indiferentes.

Un buen comienzo
Este proceso -con más o menos matices- se repite en la pintura y en la fotografía, pero no así en la literatura -ni tampoco en el cine-, donde el descubrimiento de la obra no es inmediato, a primera vista, sino lineal. En este caso, y a donde quiero llegar, es que un buen comienzo resulta por lo tanto esencial. Puede ser una frase, un párrafo o la primera página, pero sin duda ayudará a que nos quedemos plantados delante del libro hasta que ese escaner maravilloso que tenemos en el cerebro que nos permite leer, imaginar e interpretar lo que no podemos ver nos permita descubrir la belleza que contiene el libro en su totalidad.

Siempre que pienso en estas cosas, que tampoco es todos los días ni a todas horas, recuerdo con verdadero asombro el comienzo de la novela de un escritor español de renombre que leí hace ya quince años. Así comienza el relato:

Se abrió la blusa...
«No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyó la detonación, unos cinco minutos después de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no se levantó en seguida, sino que se quedó durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar ni menos aún a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzó y corrió hacia el cuarto de baño, los que lo siguieron vieron cómo mientras descubría el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavía qué hacer con él».

Ya sé que es un principio trágico y que puede resultar desagradable para alguien pero ¿de verdad que no dan ganas de continuar leyendo y descubrir qué sucedió después, qué hizó ese padre y por qué su hija se quitó la vida, o qué nos quiere hacer ver el autor?

P.D.- Pensaba haber dicho quién es el escritor pero prefiero no hacerlo por si alguno lo habéis leído y lo queréis compartir o por si, no habiéndolo leído, os atrevéis a sugerir un nombre. Después de elucubrar sobre la teoría del 'descubrimiento lineal', y ya que has llegado hasta aquí, estoy dispuesto a regalar la novela a quien lo descubra y lo comente.

6 comentarios:

Marta dijo...

Corazón tan blanco. Javier Marías. No la he leído, pero precisamente hoy -benditas serendipias- leía en twitter que esa novela cumple 20 años. Y curioseaba algo más sobre ella, y ahí estaba ese inicio que sí, cuanta razón tienes, provoca ganas de saber más. Y aquí estamos comentando, sería bien curioso que al final la leyera porque me la regala alguien que tiene un fantástico blog... :-)

Margari dijo...

Pues llegué tarde, que ya lo han dicho. Y es que leí esta novela hace ya años y aún recuerdo ese inicio. Es realmente impactante. Sí, hay que seguir leyendo para descubrir más, para saber por qué la niña se disparó pero sobre todo para saber por qué el padre reacciona así... Desde luego has elegido uno de los mejores inicios en una novela.
Besotes!!!

C. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier García dijo...

Estimada Marta,
Perdona que haya tardado tanto en contestar pero si la curiosidad y la casualidad te han llevado a descubrir que -efectivamente- se trata del comienzo de Corazón tan blanco, de Javier Marías, a mí no me queda otra cosa que cumplir con mi palabra y desearte que disfrutes de ella de principio a fin.
Envíame por favor un correo electrónico con tu dirección y te haré llegar la novela, encantado de regalártela. Y mil gracias por seguir La Palabra Infinita.
Enhorabuena y un saludo.

Javier García dijo...

Margari,
Te han ganado por la mano, pero me alegro igualmente de que conocieras la novela y te gustara su comienzo. Seguro que hay muchos otros que también merecen la pena pero este me pareció excepcional.
Un saludo.

Javier García dijo...

Caro,
Si te gustó el comienzo es una buenísima razón para seguir leyendo. Anímate y descubrirás el resto. Te gustará.
Un saludo.

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