Pestañas

09 mayo, 2011

La cadena de lectura

Eslabones de la cadena
Preguntar por qué leemos (entendiendo leer por devoción, no por obligación) tiene muchas respuestas y todas -salvo para algún erudito en la materia- bastante simples. Sin embargo, preguntarse por qué leemos los libros que leemos no sea probablemente tan sencillo de responder. No es que haya pocas respuestas, sino que las razones que demos sean mucho más dispares. Las habrá sin duda en ambos extremos: aquellos que simplemente se dejen llevar por la casualidad sin aplicar criterio alguno -y lean cualquier cosa que caiga en sus manos-, y aquellos otros que lo tengan tan claro que no se salgan jamás del guión de su preferencia.

Pero lo normal, al menos para una inmensa mayoría de lectores, es que nos dejemos influenciar por algo o por alguien a la hora de elegir el libro que nos llevaremos a la mesilla de noche. Y eso es algo que desde hace algún tiempo me llama la atención: qué es lo que determina el rumbo de nuestras lecturas y, sobre todo, qué nos lleva de una a otra a lo largo de nuestra vida como lectores.

Antes no era algo que me preocupara especialmente. Un libro tenía vida propia pero no estaba relacionado en ningún caso ni con el anterior ni con el posterior. Ahora sin embargo observo que hay -no sé cómo llamarlo- una fuerza, un código, una fórmula secreta que va uniendo unos libros a otros como eslabones de una larga cadena de lectura, como un hilo fino e invisible que los hilvanara a todos ellos.

Bueno, debo decir que es únicamente la expresión apenas esbozada de una teoría fantástica (en todos los sentidos). Aquí queda la reflexión por si a alguien le hace pensar y encuentra la razón que guía sus pasos como lector e identifica cómo construye su cadena y con qué tipo de eslabones. Estos pueden ser, a su vez, tradicionales eslabones de papel -muy resistentes-, o nuevos eslabones electrónicos, muy recomendables por su poco peso.

Pero eso ya es harina de otro costal.

4 comentarios:

Fernando López dijo...

Hola Javier:

Com en todo. Hay personas que eligen y otras que prefieren que se lo den hecho. También las que necesitan seguir lo que siga la mayoría. Con los libros creo que pasa lo mismo. Depende del perfil de lector que uno sea. Generalmente el que lee por devoción acaba eligiendo el. Acepta las sugerencias, no se cierra a nada, pero no sigue una lógica o método determinados.
Un saludo

Javier García dijo...

Hola Fernando,

Gracias por tu comentario. Sí, estoy de acuerdo. Los hay que viajan por la vida con brújula y otros que prefieren dejarse llevar. En la vida no lo sé pero con los libros tampoco es que sea mejor una cosa que la otra. Depende de los gustos de cada cual, pero lo importante al menos es leer.

Un abrazo.

Loslibrosdeteresa dijo...

Me encanta leer opiniones en los blog que considero que me gustan, y ahí elijo muchos libros. A veces unos me dicen mucho y los compro y otros por más que digan que son buenos el tema no me motiva.
También voy a librerías y me paso el tiempo viendo e intentando buscar algo desconocido pero que me atraiga, me da muy buenos resultados.
Quizás ahora después de muchos años leyendo me centro en autores que me gustan y en editores que, ultimamente, me seducen. !Dios¡ y si veo a alguien con un libro me puede atraer, o si oigo en la radio un comentario, en fin una locura jeje.
Un saludo
Teresa

Javier García dijo...

Hola Teresa,
Leyendo tu comentario queda claro que hay miles de razones que nos llevan a un libro determinado. También coincido contigo en esa táctica que consiste en buscar libros sobre los que no conoces nada pero que sin embargo te atraen por alguna razón, y es cierto, pocas veces me he arrepentido.
El peligro de dejarse llevar por tantos motivos es que al final el bolsillo se resiente y que deberíamos tener varias vidas para poder leer todo lo que a uno le gustaría; pero bueno, hay vicios peores...
Un abrazo,
Javier

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