Normalmente, cuando se utilizan las siglas V.O. (versión original) se entiende que nos estamos refiriendo a una película en su lengua originaria, es decir, que no está doblada a otro idioma distinto al que fue creada. En algunos países, tanto en las salas de cine como en la televisión, las películas se ven en versión original. En otros, todas ellas están dobladas y para poder ver alguna en versión original hay que acudir a una sala donde figure el aviso V.O.
Pero, ¿qué sucede en el mundo de los libros? En este caso, lo habitual es que los lectores acudan a las ediciones traducidas de las obras originales, ya sean ficción, ensayo, poesía o cualquier otro género. Parece asumido en el mundo editorial que la forma de acercarse a cualquier obra escrita sea a través de su traducción. Existen traductores y existen editoriales que, en mayor o menos medida, cuidan las traducciones. De otra forma, fuera de los idiomas internacionales más comunes -español, inglés, francés y quizá el alemán- sería impensable acceder a la obra de autores reconocidos como Kafka, Murakami, Pamuk, Tolstoi, Mahfuz, Larsson o cientos de otros naturales de cualquier geografía.
Pero todo esto viene a propósito de un experimento no premeditado que realizamos mi mujer y yo hace unos días mientras coincidimos leyendo el mismo libro:
'Eat, Pray, Love' de
Elizabeth Gilbert. Con dos diferencias fundamentales. Mientras ella lo hacía en español y en formato papel (libro tradicional), yo lo leía en inglés (V.O.) en formato digital (e-book en un iPad).
La historia de esta neoyorkina -la propia autora- que viaja a tres países (Italia, India e Indonesia) en busca de sí misma es, obviamente, idéntica en ambos casos. Sin embargo, mientras avanzábamos en su lectura y comparábamos frases y expresiones, en algunos casos nos dimos cuenta de que hay matices que son muy importantes a la hora de entender ciertas situaciones, que pueden resultar más creíbles o suenan más auténticas. Y eso sucede siempre en la lengua original. Quizá es una cuestión de 'sonido', de cómo fluyen las palabras en su propio idioma, no sólo cómo suenan en nuestros oídos sino cómo se representan en nuestro cerebro.
Si algunos reclaman para el cine poder escuchar la voz de los propios actores como una forma de respeto a la fidelidad de la obra y, por lo tanto apoyan el fomento de su exhibición en versión original, lo mismo podría decirse de la literatura. En este punto, sin embargo, entraríamos todavía más de lleno en el pantanoso terreno de la enseñanza de los idiomas en la escuela. Y eso daría para mucho rato.
Sobre la lectura en V.O., especialmente en un iPad, he de decir que hay una ventaja que en mi opinión se ha comentado poco hasta ahora cuando se habla de las diferencias -o más bien ventajas e inconvenientes- entre los nuevos soportes y el libro tradicional. En un iPad es posible acudir al diccionario cuando desconocemos el significado de una palabra. Basta señalarla con el dedo y marcar la opción diccionario. ¿No es eso un avance importante en la comprensión de cualquier texto y en el aprendizaje de cualquier idioma? Es como si debajo de tu libro tuvieras escondido el diccionario. No hay que tenerlo al lado, no hay que buscar el término ni la página, basta con señalarlo con tu dedo. Después puedes crear una nota con su significado o con cualquier cosa que te interese, una especie de Post-it que puedes recuperar en cualquier momento. Y subrayar líneas o párrafos enteros también lo puedes hacer en cualquiera de los colores de los subrayadores habituales.
'Eat, Pray, Love', calificado como libro de no-ficción es, sin embargo, un relato novelado de la peripecia personal de la autora. Escrito con un fino sentido del humor, logra captar de forma inteligente el interés de quien se involucra con ella en la historia. La historia de una joven norteamericana en proceso de divorcio y estresada por el ritmo de una vida de fortuna en Nueva York. Se lee muy fácil, es entretenido y tiene un componente de reflexión que hacen agitar un poco el pensamiento.
PD.- No, no he visto la película basada en el libro que protagoniza Julia Roberts junto a Javier Bardem, pero confieso que espero poder hacerlo como simple curiosidad intelectual.
- Reseña de 'Eat, Pray, Love' en The New York Times,
aquí.
- Citas de Elizabeth Gilbert en el libro,
aquí.